Siento que nunca volveré a sentir que vuelo.Ya nadie me hará volar, ya nadie volará conmigo como si no hubiese peligro de caer al suelo... Sigo teniendo alas, pero ya nadie las impulsa para volar. Como si mis pies se hubiesen anclado al suelo y el resto de mi cuerpo aún creyese que puede despegar con alguien de la mano que le guste tan poco como a mi las cosas grises que atan a los humanos al suelo. Alguien que anhele volar libre, pero volar con alguien.
~ Supongo que a veces necesitamos unas vías de escape que através de la garganta no encuentran salida. El deslizar de los dedos sobre el teclado es hoy día, el lenguaje del alma.
sábado, 19 de septiembre de 2015
viernes, 10 de julio de 2015
Árbol caído.
En noches como estas, es cuando el frío se apodera de lo más profundo de las piezas que le quedaban a mi amoratado corazón. Supongo que he vuelto a escribir porque conozco esta sensación, este frío que comienza a cubrir de oscuridad todo rastro de luz que haya podido habitar en mi interior.
De repente, siento en pausa el estómago, esa sensación a la que tanto temo, esa pausa que hace que los granos de arena no se muevan dentro del reloj. Ese eterno silencio que cubrirá mi habitación cada noche de nuevo aunque el volumen de la música no se pueda subir más. Resuena constantemente en mi cabeza esa melodía, esas gotitas de música de la intro de aquel juego que en su momento significó parte de mi corazón también.
El amor jamás será un error, no importa cuan vacío te hayas quedado después. El amor siempre es un regalo... Y tan solo me pregunto porque el mío no fue suficiente. Porque el mío tal vez era defectuoso, si no podía llevar más amor consigo que el amor que guardé durante años.
He intentado ser fuerte, ser el árbol que crece durante una tempestad y aguantan sus ramas en las más frías noches de otoño, pero a pesar de ello, un árbol no puede ser fuerte si no hay nadie que se pose bajo sus ramas en las hermosas noches de verano, alguien a quien tan solo le guste disfrutar en silencio de las preciosas flores que consiguieron nacer de él. Hoy, me siento un árbol con flores, pero ya nadie duerme bajo mi sombra, ya nadie echará de menos la brisa que se escapará entre mis ramas, ya nadie se acordará de aquel árbol que no tuvo las mejores flores, pero aguantó lo mejor que pudo el largo invierno sin saber si volvería a salir el sol.
Tal vez no fue suficiente o tal vez simplemente no eran las flores que él buscaba. A pesar de no ser las que tal vez buscaba, mi corazón puede jurar que intentó hacer las más bonitas solo para él. Tal vez no se quedaba bajo mis ramas cada día porque sin él saberlo, algún día le llenarían más otras flores, otras hojas, otros colores... No porque fuesen mejores, sino porque simplemente no le llenaban. Un árbol puede necesitar solo una persona que necesite su sombra para sentir que su vida está completa, pero un árbol no puede solo esperar a que vengan durante épocas, sin pensar en si el árbol ha sufrido tempestades en su ausencia y volver a marcharse sabiendo que el árbol siempre estaría ahí para él... Tal vez fuese mucho pedir, pero incluso un árbol agradecería tener bajo su sombra, alguien que por mucha vida que allá más del bosque, siempre saque cinco minutos a amar las flores que nacieron para él...Porque cuando realmente amas algo, dedicarle tiempo no es un sacrificio, es un placer.
El árbol no podrá moverse de su sitio, no podrá escapar a buscar más vida que la vida que venga traída por el viento, pero si pueden marchitarse sus flores y no por falta de amor hacia quien se pose bajo él, sino por falta de amor hacia las flores que tanto tiempo le llevaron florecer y hoy siente que a nadie le importaba verlas brillar cada día. Unas flores no tardaron meses en crecer para ser visitadas a ratos.
Esta noche, mis pétalos comenzaron a caer de nuevo. Adiós dulce primavera, que más tarde que temprano decidiste un día volver a mí...
domingo, 8 de marzo de 2015
M.
Y es entonces cuando tuve que soltar de nuevo su mano y ver como arrancaba una vez más, sin mi dentro del coche. Me di la vuelta sonriendole, aguantando las lágrimas en los más profundo de mi para qué a él no se le hiciese más difícil marchar, intentando convencernos a los dos de qué más temprano que tarde volveríamos a vernos, sin saber cuanto tiempo significaría en verdad eso. Fue entonces cuando entendí qué en un abrazo quise traspasar mi corazón dentro suya, para que se lo llevase con él tan lejos como decidiese marcharse, sabía que mi corazón sería ahí donde querría estar, cerca del calor de su abrigo.
Fue entonces, cuando sentí temblar la barbilla, y supe que era el momento de separarnos, qué debería soltar su mano o me rompería en mil pedazos cayendo a sus pies suplicando qué no se marche de nuevo. Sentí qué todo el peso caía sobre mi, qué ya nadie podría ayudarme a sostener el peso del mundo ahora.
Subí con los ojos llenos de sentimientos que no pude decir junto a un 'adiós' y me pregunté como serían las noches de ahora en adelante en esa habitación, ahora que sabía lo que era llenar entre los dos ese frío que me tuvo tantas noches, ahora que alguien me protegió de nuevo, ahora que alguien me había hecho reír en una habitación que tan solo me recordaba llorar durante tanto tiempo. Volveré a taparme con esas sábanas frías y la enorme mitad de esta cama vacía, en ese lugar que ahora siempre mi mente le recordará dormido. Cada noche miraré a mi lado y estoy segura de que casi podré verle sonreírme desde el otro lado de la cama. Tú has dado luz a esta pequeña habitación.
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