- Ah, claro - soltó, riéndose de tal suposición. ¿Igual que yo reconocí a mi Aileen cuando la tuve en mis manos? A veces, los prejuicios y el resentimiento nos pueden cegar. En ocasiones, Daanna, nos negamos a admitir aquello que anhela nuestro instinto más primitivo, aquello por lo que suplica el alma, está justo frente a nosotros.
No quisiste reconocer a Menw, que es diferente, pero creo que lo veías.
El libro de la Elegida - Saga Vanir - Lena Valenti.
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