domingo, 8 de marzo de 2015

M.

Y es entonces cuando tuve que soltar de nuevo su mano y ver como arrancaba una vez más, sin mi dentro del coche. Me di la vuelta sonriendole, aguantando las lágrimas en los más profundo de mi para qué a él no se le hiciese más difícil marchar, intentando convencernos a los dos de qué más temprano que tarde volveríamos a vernos, sin saber cuanto tiempo significaría en verdad eso. Fue entonces cuando entendí qué en un abrazo quise traspasar mi corazón dentro suya, para que se lo llevase con él tan lejos como decidiese marcharse, sabía que mi corazón sería ahí donde querría estar, cerca del calor de su abrigo.
Fue entonces, cuando sentí temblar la barbilla, y supe que era el momento de separarnos, qué debería soltar su mano o me rompería en mil pedazos cayendo a sus pies suplicando qué no se marche de nuevo. Sentí qué todo el peso caía sobre mi, qué ya nadie podría ayudarme a sostener el peso del mundo ahora.
Subí con los ojos llenos de sentimientos que no pude decir junto a un 'adiós' y me pregunté como serían las noches de ahora en adelante en esa habitación, ahora que sabía lo que era llenar entre los dos ese frío que me tuvo tantas noches, ahora que alguien me protegió de nuevo, ahora que alguien me había hecho reír en una habitación que tan solo me recordaba llorar durante tanto tiempo. Volveré a taparme con esas sábanas frías y la enorme mitad de esta cama vacía, en ese lugar que ahora siempre mi mente le recordará dormido. Cada noche miraré a mi lado y estoy segura de que casi podré verle sonreírme desde el otro lado de la cama. Tú has dado luz a esta pequeña habitación. 



jueves, 4 de diciembre de 2014

Tren.

Siempre imaginé qué esta foto estaba hecha en el momento exacto en el qué el chico la vio bajar del tren después de meses deseando verla, tal vez sin saber como reaccionar unos segundos hasta darse cuenta de que era realmente ella, delante suya, la que durante tantas noches le hizo sonreír sin siquiera poder verla, lo único qué no pudo contener fueron las ganas de abrazarla contra él y besarla, sin importar si eso era lo que ella esperaba. Solo sujetándola para asegurarse de que era cierto de que, por fin ella estaba ahí. Tampoco sé porque imagino constantemente esa escena en mi cabeza cuando la veo, pero por alguna razón, me llena. 


miércoles, 26 de noviembre de 2014

Wonder.

Y es que la única verdad es que todos anhelamos tener en las noches a esa persona a la que poder mirar de reojo para qué no despiste su atención de la película, como si ambos no supieseis qué el marginado de la película acabará salvando la ciudad. Quitarte los calcetines para pegar tus pies a su espalda y provocarle una hipotermia que tan solo el calor de tus besos pueda sanar. Qué su enfado contigo no dure más de dos carantoñas haciéndoos el tonto para competir por quien puede llegar a ser más deforme. Qué tu única manera de ganarle a videojuegos sea apagando el ordenador a tiempo antes de su victoria, pero que cuando apaguéis la luz, se ría con dulzura por notar tu manera de seguir pensando que algún día podrás ganarle. Pero que tuviese claro que esa noche entre besos y abrazos, estaríais ganando el cielo los dos.



martes, 11 de noviembre de 2014

Morning.

Hoy, es de esas mañanas en las que me gustaría tener con quien poder apagar la alarma del despertador, mirarnos y saber qué ambos llamaríamos para decir al trabajo qué estamos enfermos. Poder quedarnos escondidos debajo de las mantas mientras el sol empieza a salir y la noche empezaría para nosotros tan solo con bajar la persiana. Abrazados, 'enfermos' y con sueño.



sábado, 11 de octubre de 2014

Time.

Cuando quieres a alguien de verdad, las palabras para demostrarlo no valen, no pueden alcanzar un cuarto de lo que quieres enseñar al mundo por esa persona, por eso sé que cuando amas a alguien de verdad, quedarte en un sillón no es una opción. El amor es un acto de libertad; poder elegir a mil personas y quedarte con la única que te hace sentir que tienes un hogar paseando por un parque, la persona que si ve que no eres capaz de levantarte, se tumbe contigo. El amor no se ruega. Aprendí que cuando quieres a alguien, el resto del mundo se vuelve invisible a tus ojos y tú única ilusión es gritar al mundo qué ella es tuya, qué es la persona que te alegra tan solo con mirar su foto cuando no está. El amor es impaciente y cuando abres los ojos y sabes que es ella, no puedes ni quieres hacer otra cosa qué no sea correr hacia la puerta de su casa para darle el abrazo qué te haga sentir que estás a salvo. Esperar por verla no es una opción. El amor es egoísta, y el corazón quiere salir por la garganta, con tan solo pensar qué otro la haga sonreír o pueda querer apartar el mundo qué ella te otorga llevándosela consigo. El amor es no tener cavidad para la cobardía, ser capaz de mover el cielo por decirle una vez más qué sin ella no existe luz entre tanta oscuridad. El verdadero amor no conoce el miedo. En un corazón con tantas cosas buenas gracias a alguien, no puede conocer el miedo de arriesgarse. El amor no está hecho para los cobardes.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Cabaña.

Se había acostumbrado a aquellos pequeños rayos de sol que eran capaces de atravesar los árboles, aquellos rayos que la hacían sentir cálida entre tanta brisa helada. Caminaba entre aquel frondoso bosque, rodeado por montañas que parecían acariciar el cielo. Caminaba dando fuertes pisadas en la blanquecina nieve, tan fuerte como las pocas fuerzas le quedaban, ya no quedaba mucho. El viento era demasiado fuerte, las ramas de los árboles caían frente a sus ojos, nubes negras encapotaban de nuevo el cielo azul, mirando al cielo una vez más, su cuerpo comenzó a temblar; sabía que la oscuridad llamaría de nuevo a su puerta. Temblaba, pero el temor ya no era su motivo. Durante demasiados meses atrás, corrió por aquel bosque, pensando que la oscuridad no alcanzaría todo hasta donde alcanzase su vista, que en algún lugar se hallaría la luz que la llevase de vuelta a casa. Pero ahora temblaba al sentir que las nubes negras que la abrazaban, ese frío que la paralizaba, se había vuelto su hogar. Aquel falso calor de abrigo y sensación de satisfacción por una taza de chocolate caliente, era más seguro que volver a seguir una linterna, creyendo que la conducirían hasta nuevos rayos de sol. Al fin, llegó de nuevo, a aquella pequeña cabaña perdida en el bosque. Se quedó en la puerta, inmóvil, dudando durante unos minutos si volver a entrar. Sabía que una vez entrase, sería difícil volver a tener el valor de salir. 
Dio un paso al frente y abrió aquella puerta de madera chirriante. Todo seguía tan oscuro y frío como lo recordaba. Cerró la puerta y se sentó en el sofá. En su sofá. Tras coger una manta se quedó dormida escuchando como las nubes negras, traían truenos que ya no podrían asustarla. En la cabaña que había decidido ivernar estaba lo suficientemente escondida del mundo, con el único camino de llegada a través de sus huellas. Ahora sabía que si alguien volvía a sacarla de aquella cabaña, valdría la pena salir. Habría tenido el valor de perderse en aquel bosque solo para encontrarla a ella. 

viernes, 20 de junio de 2014

Esperando.

Había pasado demasiado tiempo temiendo a la oscuridad, gritando en nombre de la bondad qué alguien le tendiese su mano y la sacase en brazos de aquella habitación sin ventanas, pero algo había cambiado en ella. Ya no temía a la oscuridad, ahora formaba parte de ella. Ya no le preocupaba no encontrar el interruptor de aquel zulo o que nadie escuchase sus gritos de angustia, ahora, simplemente cantaba. Cantaba melodías medievales, música celta que la hacia bailar en círculos por aquella habitación, tarareaba durante horas hasta quedar exhausta. Siempre creyó que tal vez algún día, alguien acudiría a su llamada escuchando su necesidad pero en aquella oscuridad, ella aprendió que si algún día alguien la escuchaba y decidía quedarse, quería que fuese oírla cantar y reír a pesar de no tener nada. Nos inculcan desde pequeños qué nacemos incompletos, con una parte de nosotros que nos falta, y es por ello que consideramos el amor una necesidad en vez de un milagro como lo que es. Los milagros ocurren pero hay que estar preparados para saber apreciarlos cuando aparecen. Encontrar a alguien que no considere su oscuridad un defecto sino un lugar que iluminar juntos. Encontrar a esa persona que haga de su infierno un lugar en el que querer estar. Y cada día  se preguntaba si tal vez esos milagros no le ocurrían a personas como ella. Solamente cantaba esperando que algún día alguien la escuchase de nuevo.