~ Y era ahora, en ese instante, en el que la luna pedía a gritos la llegada de su memoria, pero su mente hacia horas la adelantó, siempre estuvo consigo. Las horas frente al ordenador mirando una fotografía, escuchando una canción de esas que en vez de recordarte a una situación te recuerdan a esa persona, así es como pasaba sus horas sin él. Era una relación a distancia, en la que tan solo consolaba que la misma luna les taparía cada noche. 'Pagaría. Pagaría por tenerle aquí, que abriese la puerta de mi casa, yo, inerte en mi misma sin saber que hacer no gesticular palabra, que se acerque a mi y en volandas, en brazos me lleve hasta la habitación, sea capaz de tirarme en la cama de esa manera en la que tan solo a quien se ama, puede hacer sin dañarme más que si mi corazón partiese, que entre mil besos haya perdido la cordura y me hiciese olvidar como había conseguido adentrarse aquí, en mi casa, en mi habitación, en lo más hondo de mi'- escribía en el diario de su ordenador. Eran deseos escritos, momentos jamás sucedidos esperando una gota, un polvo, o un hechizo mágico que convirtiese cada corazonada en un momento que lo hiciese latir. 'La extraño, mi mente está con ella, con ella o no presente, con sus pupilas o no clavadas en las mías, mis ojos solo tienen miradas de seducción por ella, unos latidos que marcan al compás su nombre y un pobre enamorado que se pregunta si ella me recordará esta noche'- se repetía él cada noche antes de dormir mirando al techo de su habitación.
- "El amor es más que un número, una cantidad o una medida. Es algo que nos hace crecer, nos hace más grandes y nunca físicamente".

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