Había pasado demasiado tiempo temiendo a la oscuridad, gritando en nombre de la bondad qué alguien le tendiese su mano y la sacase en brazos de aquella habitación sin ventanas, pero algo había cambiado en ella. Ya no temía a la oscuridad, ahora formaba parte de ella. Ya no le preocupaba no encontrar el interruptor de aquel zulo o que nadie escuchase sus gritos de angustia, ahora, simplemente cantaba. Cantaba melodías medievales, música celta que la hacia bailar en círculos por aquella habitación, tarareaba durante horas hasta quedar exhausta. Siempre creyó que tal vez algún día, alguien acudiría a su llamada escuchando su necesidad pero en aquella oscuridad, ella aprendió que si algún día alguien la escuchaba y decidía quedarse, quería que fuese oírla cantar y reír a pesar de no tener nada. Nos inculcan desde pequeños qué nacemos incompletos, con una parte de nosotros que nos falta, y es por ello que consideramos el amor una necesidad en vez de un milagro como lo que es. Los milagros ocurren pero hay que estar preparados para saber apreciarlos cuando aparecen. Encontrar a alguien que no considere su oscuridad un defecto sino un lugar que iluminar juntos. Encontrar a esa persona que haga de su infierno un lugar en el que querer estar. Y cada día se preguntaba si tal vez esos milagros no le ocurrían a personas como ella. Solamente cantaba esperando que algún día alguien la escuchase de nuevo.
~ Supongo que a veces necesitamos unas vías de escape que através de la garganta no encuentran salida. El deslizar de los dedos sobre el teclado es hoy día, el lenguaje del alma.
viernes, 20 de junio de 2014
miércoles, 28 de mayo de 2014
Cristal.
Juliette decidió comenzar a correr, correr con las fuerzas qué le fantaron para luchar contra el mundo en su día. Se adentró en el bosque y descalzó sus pies, soltó su pelo y comenzó a acariciar cada árbol por el que pasaba, intentando dejar huella de su presencia en aquel lugar. Podía sentir en sus pies el rocío de la mañana en la hierba, tan solo era necesario cerrar los ojos para escuchar el canto de los pájaros que parecían seguir el compás del viento, ya no tan imperceptible para ella. Bajó el ritmo de la marcha y decidió poner en marcha todo en lo que estaba dispuesta a creer una vez más: "La magia de todo lo que los ojos del hombre no pueden ver." Le aterraba la oscuridad que la encubría cada vez que entornaba los ojos pero se respiraba tanta paz aquel lugar, qué decidió no pensar en la oscuridad como tal, sino como un punto de referencia para poder apreciar en su totalidad el resto de los colores. Flexionó las rodillas, apoyando su espalda en la corteza de un sauce, escuchando como la brisa movía sus ramas. Echó la cabeza hacia atrás, observando como los rayos de sol atravesaban las hojas verdes, provocando miles de colores a su vez. Al compás de la brisa parecía venir a lo lejos el eco de la voz de su madre, haciéndole recordar porque había llegado hasta ahí: - "Recuerda, qué todo depende del cristal con el que lo mires. Está en tu mano cambiar la oscuridad por la luz". Sonrío, con una mezcla de nerviosismo y entusiasmo, y pensando: - "El mejor cristal es aquel que no podemos cambiar nosotros, el que nos viene impuesto en nuestra manera de ser al nacer. Nuestra manera de amar las cosas que hacemos".
lunes, 26 de mayo de 2014
miércoles, 21 de mayo de 2014
Dark.
Sentía ese miedo que tan solo puede experimentar una persona ante algo nuevo, ante algo grande. Tal vez demasiado grande para asimilar de repente, que algo así llegase y pudiese irse tan rápido como vino. ¿Había sido demasiado bonito para ser verdad?. Como poder acostumbrarse a ser querida, si te han enseñado una y mil veces que todo cambia en cuanto entregas todo cuanto queda de ti. No queda amor para uno mismo pero milagrosamente, siempre conseguimos sacar para dar a alguien que saca lo mejor de nosotros. Creemos estar acostumbrados a que se marcharán, a que en cuanto demos el paso de darlo todo y todo cambie, no nos impresionará esta vez, pero descaradamente nuestro corazón grita pidiendo atención, un poco de tranquilidad para un corazón atormentado. ¿Y sí tan solo fue un espejismo?. Como una luz al final de un túnel, crees que estás apunto de ver la salida, qué alguien te está tendiendo la mano para alcanzarla pero de repente, esa mano desaparece y te das cuenta que era una simple sombra de los que ya habían llegado a la puerta, y a ti aún te queda mucho camino que recorrer sola, aferrándote a la pared para seguir el camino y no perderte de nuevo en la inmensa oscuridad. Creemos ser capaces de dominar el miedo, intentamos dar otro nombre a ese temblor en el estómago cuando pensamos que todo está cambiando, o se vaya a desvanecer eso que tanto hemos anhelado conseguir. Pero a fin de cuentas no es más que eso, miedo a que esa mano solo sea una sombra que cuando escuche nuestro grito de socorro, desaparezca también, una vez que sepa que la necesitamos.
lunes, 19 de mayo de 2014
domingo, 18 de mayo de 2014
Sin dirección.
Se convirtió en una mujer que no daba un paso en falso, tanteaba el terreno en repetidas veces incluso pudiendo ver de lejos que era de piedra, por miedo a que se rompiese y caer de nuevo. Sin saber porque, un día decidió quitarse el cinturón y pisar el acelerador. Había comprobado que fuese el suelo de piedra, madera, nubes o mar, incluso el material más duro podía quebrarse y dejarla caer a lo más hondo que su imaginación pudiese llevarla. Ya no importaba qué número marcase el velocímetro o en que marcha estuviese el coche. Lo único qué importaba era correr y solo había una opción válida: Correr más rápida que sus pensamientos o luchar contra ellos. Era peligroso, podría definirse como algo más que arriesgado, inconsciente incluso, pero, quitarse aquel cinturón de seguridad simplemente la hizo sentir reconfortante. Sabía que había emprendido un viaje hacia ningún lugar, con el GPS marcando a ningún destino, pero ya nada importaba. Había dejado su equipaje en una gasolinera cualquiera, sus recuerdos en marcos en una casa qué ya no recordaba y un montón de planes metidos en el maletero de un coche sin seguro. Intentaba enmascararse bajo un poco de maquillaje y demasiadas frases irónicas en cadena, pero nada de eso importaba en la soledad de aquel coche. No era más que una mujer con alma de niña con miedo a que nadie le preocupe hacerla frenar, que ya nadie pudiese protegerla en caso de que fallase el cinturón de seguridad y le dijesen: 'No tengas miedo, estoy aquí.'
lunes, 12 de mayo de 2014
Animal.
Se había convertido en un animal maltratado; juega, ríe, pide atención y cariño pero si alguien acerca la mano realmente para acariciarle, agacha la cabeza pensando que le volverán a pegar.
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