~ Desde que el mundo es mundo el ser humano a intentando reventar unas cadenas no físicas, aquellas que nos arrastran a un pasado o un futuro no elegido por el individuo, pero en pleno siglo veintiuno hay más que una cadena, en todas las edades, en todas las etapas de una vida; el sentimiento. El alma decide almacenar cada sentimiento, pero el cerebro, supongo a mi pesar, prefiere llamarlo recuerdo, por no dañarse más, aún habiendo pasado el tiempo. Olores, fragancias, perfumes que significan algo, y de nuevo es un error, no significan o recuerdan un momento en la etapa de una vida, las glándulas olfativas al detectar dicho olor manda esa sensación al cerebro, y aún no siendo el cerebro quien está guiado por el corazón, nos recuerda a esa persona.
Son anclas de guerra, cada recuerdo, y cada cicatriz de una batalla perdida. No existen cirugías para un corazón roto y en ocasiones, eso se olvida. Una célebre frase dice: "El ser humano es irónico, necesita ausencia para apreciar la presencia", y es tan cierto como que el corazón no entiende idiomas, fronteras o creencias. Un clavo saca a otro claro, creo recordar a personas decir. Sí, un clavo saca a otro clavo, pero no todos los clavos miden igual. El pasado es un prólogo de lo que está por venir. Tan solo hay que a segurarse de que el próximo clavo, sea más grande que el anterior, que sea capaz de llenar tu alma y cada centímetro de tu pensamiento y que cuando estés con esa persona, sea la más placentera de las condenas, el tener que pensarle a cada instante, y que cuando echemos la vista atrás el pasado empiece cuando le conocimos.
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