~ Le parecía imposible, "a de ser el destino, no cabe duda"- se decía a si misma perpleja. Habían pasado demasiados años, demasiados recuerdos calcados en cada centímetro de su piel, y era su mirada, sabía que debía de ser él, no había en el mundo ojos como aquellos. Podría haber jurado oler su perfume antes de toparse con él, era su fragancia, la que durante tantas madrugadas años atrás la hizo oler sus camisas tras haberse encontrado con él, después de un abrazo de despedida, su aroma estaba impregnado en ella. "Tan siquiera me recordará..."- hablaba para sus adentros aún no queriéndolo aceptar. Algo la empujaba, algo la susurraba, era aquella armonía que hablaba sin palabras, y de repente sucedió, las mariposas... podría jurar sentirlas más allá del corazón. "¡No, no no y no!, me niego, ¡iros, nos sois bien recibidas aquí, hicisteis mucho daño!- gritaba su conciencia a algo que ni siquiera existía. Pasó todo en cuestión de centésimas de segundos, sus piernas sin permiso alguno corrieron, corrieron sin saber a donde ni el por qué pero quería escapar, tal vez no de su recuerdo, sino de la realidad de la que quería huir. "¿De quién huyes, princesa?, ¿tan mal me conservo?- dijo aquél muchacho a sus espaldas tras haberla encontrado descansando. "Tú...vaya donde vaya, el tiempo te lleva consigo, ¿por qué?, ¿qué quieres de mi?, ¿no tuviste bastante?- dijo con ira y despecho y ese brillo de enamorada en los ojos sin quererlo admitir. "Quiero de ti lo que jamás pudiste demostrarme, vuelvo a ti porque mi lugar está contigo y de algo como tú, jamás será demasiado, quédate conmigo, ahora sí".
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